Indagando el trend: IA y Studio Ghibli

Imaginate esta situación: es 2016, la inteligencia artificial aún no forma parte de nuestra vida cotidiana como lo hace hoy, pero como creativo, ya intuís que puede convertirse en un problema. Te presentan una demo de animación generada con IA y lo que ves te resulta inquietante. No solo por su estética, sino por lo que representa. Entonces, decís: “Quien crea estas cosas no tiene ni idea de lo que es el dolor. Estoy totalmente asqueado. Si de verdad quieren crear cosas espeluznantes, pueden hacerlo. Yo nunca desearía incorporar esta tecnología a mi trabajo. Creo firmemente que es un insulto a la vida misma”.

Estas fueron las palabras de Hayao Miyazaki, fundador de Studio Ghibli, quien en ese momento veía la inteligencia artificial como una amenaza para la creatividad humana, capaz de llevarnos a perder la fe en nosotros mismos.

Ahora imaginate otra escena: pasaron nueve años desde que expresaste tu opinión sobre la IA y, de repente, te volvés viral en redes sociales… irónicamente, gracias a la misma tecnología que tanto rechazaste. Con un solo clic, millones de personas, desde usuarios comunes hasta grandes corporaciones y figuras públicas, pueden transformar sus imágenes en ilustraciones con el inconfundible estilo de tus películas. ¿Cómo te sentirías al respecto?

¿Qué es Studio Ghibli?

Studio Ghibli es un estudio de animación japonés fundado en 1985 por los directores Hayao Miyazaki e Isao Takahata y el productor Toshio Suzuki. A lo largo de los años, produjeron cortometrajes, videojuegos y, sobre todo, películas que se han convertido en iconos del cine de animación gracias a su estética única y su cálida paleta de colores.

Uno de sus mayores éxitos es El viaje de Chihiro (2001), una obra que no solo conquistó el corazón de millones de espectadores, sino que también se llevó el Oscar a Mejor Película de Animación en 2003. La historia sigue a Chihiro, una niña de diez años que, en plena mudanza, queda atrapada en un mundo mágico y debe luchar por recuperar su libertad y la de sus padres.

¿Qué hay detrás de este trend?

El 25 de marzo, ChatGPT, una de las plataformas de IA más populares, lanzó una nueva función que permite a los usuarios generar imágenes con diferentes estilos artísticos. En cuestión de días, las redes se llenaron de imágenes generadas con IA al estilo Studio Ghibli, replicando su estética de manera sorprendentemente fiel.

Esto nos lleva a una pregunta clave: si un artista humano que imita el estilo de otro sin permiso incurre en plagio, ¿qué sucede cuando es la inteligencia artificial la que lo hace? Hasta ahora, Studio Ghibli no ha emitido ningún comunicado sobre si ha concedido los derechos de su trabajo a OpenAI, lo que deja en el aire la cuestión de la legalidad y la ética de este fenómeno.

Pero más allá del tema de los derechos, hay otro punto fundamental en este debate. Los artistas pasan años desarrollando un estilo propio, una identidad visual o sonora que los distingue. Hasta hace poco, este trabajo estaba protegido por derechos de autor y propiedad intelectual. Ahora, con un solo clic, cualquier persona puede replicarlo. ¿Quién protege la originalidad en la era de la inteligencia artificial?

No creemos que la IA pueda reemplazar la creatividad humana. Como dijo Miyazaki, la inteligencia artificial no tiene sentimientos, y el arte se nutre de la emoción y la experiencia. Sin embargo, lo que sí puede hacer es facilitar el plagio de manera masiva y accesible.

¿Dónde está el límite entre la inspiración y la copia en tiempos de inteligencia artificial? Nadie tiene aún la respuesta, pero lo que este trend puso en evidencia es que es un problema urgente que debemos abordar.

El impacto medioambiental de la IA

Más allá del debate artístico y ético, hay otro aspecto que no podemos ignorar: el impacto ambiental de la inteligencia artificial.

Lo que pocos saben es que la IA consume enormes cantidades de recursos naturales, especialmente agua, utilizada para refrigerar los servidores que mantienen operativos los centros de datos. Según expertos, cada imagen generada con IA consume una cantidad de energía comparable a la de cargar por completo un teléfono móvil. Se estima que la creación de imágenes con la estética de Studio Ghibli en ChatGPT consumió alrededor de 216 millones de litros de agua.

El problema se agrava si consideramos que muchos de estos sistemas extraen agua de fuentes potables. Algunas empresas han implementado iniciativas para mitigar este impacto, como Amazon Web Services, que utiliza aguas residuales purificadas en ciertos centros de datos. Sin embargo, la mayoría de la industria aún depende de fuentes hídricas convencionales.

Muchas preguntas, pocas respuestas

La inteligencia artificial ya es parte de nuestra vida diaria, eso es innegable. Nos permite optimizar tiempos y procesos, facilitando tareas que antes llevaban horas. Sin embargo, su impacto en derechos de autor y en el medioambiente plantea interrogantes que aún no resolvimos.

El debate sigue abierto. Mientras tanto, seguimos preguntándonos: ¿cómo protegemos el arte en la era de la IA? ¿Cómo equilibramos innovación y sostenibilidad? La tecnología avanza a pasos agigantados, pero quizás sea momento de detenernos a reflexionar antes de dar el próximo clic.

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