“All adventurous women do”: una reseña sobre Girls

En pocos días se estrena una nueva serie de Lena Dunham en Netflix (de eso ya vamos a hablar), pero hoy quiero detenerme en Girls, el proyecto que la posicionó en el centro de la escena. Una serie que probablemente viste y amaste… o tal vez no viste, pero seguro escuchaste nombrar.

Hace unos meses me crucé con un TikTok que decía: “Girls te encuentra cuando la necesitás”. En los comentarios, cientos de personas compartían sus propias experiencias, y no pude evitar pensar: ¿por qué pasa esto? Desde mi perspectiva, en un mundo donde consumimos series para sentirnos cómodas, Girls ofrece algo muy distinto: incomodidad, caos, contradicción. Y, sorprendentemente, eso también puede ser reparador. De repente, no te sentís tan sola por no tener todo resuelto.

Confieso que empecé a verla por pura curiosidad. Como escritora y actriz frustrada (esa historia queda para otro día), me intrigaba cómo había sido el proceso creativo de Dunham para escribir, protagonizar, producir y a veces hasta dirigir un mismo proyecto. Lo que empezó como una intriga, terminó siendo una experiencia que disfruté con intensidad.

Uno de los grandes aciertos de Girls son sus personajes: complejos, irónicos, molestos, queribles. Es casi imposible amarlos por completo, pero tampoco podés odiarlos. Podríamos pasarnos horas debatiendo quién es la mejor del grupo (¿Hannah, Marnie, Shoshanna o Jessa?), pero nunca habría consenso. Y ahí está la magia: en sus contradicciones, sus idas y vueltas, sus peleas, sus recaídas. Estos personajes están hechos de errores, de inseguridades, de decisiones cuestionables, y por eso se sienten tan reales.

Contextualicemos un poco. En 2012, cuando Girls se estrenó por HBO, la televisión estaba poblada de mujeres «perfectas»: Gossip GirlPretty Little LiarsRevenge. Mujeres exitosas, con looks de diseñador y dramas amorosos dignos de una romcomGirls fue lo opuesto: mostró cuerpos reales, sexo torpe, frustraciones laborales y emociones en carne viva. Era un realismo sucio, crudo, con el que muchas mujeres se identificaron por primera vez en la pantalla chica.

A diferencia de otras series, Girls se anima a mostrar lo incómodo de ciertas amistades: las que se tensan por la convivencia, por los egos, por las diferencias. Pero también se anima a mostrar que incluso en medio del caos, una amistad puede ser un refugio. Lo vemos en la relación entre Marnie, Jessa y Hannah: no siempre se entienden, pero ahí están.

Muy pocas series abordan de forma honesta lo caótica que puede ser la vida en tus veintitantos. Ese momento en el que recién te recibís, tenés tus primeros trabajos mal pagos, te da pánico cumplir 30 y una voz interna te grita que ya deberías tenerlo todo claro. Girls no romantiza esta etapa: la muestra como lo que es. Sus personajes se equivocan mucho. Algunos encuentran su camino, otros lo abandonan. Algunos logran lo que siempre soñaron, otros terminan en lugares inesperados. No hay moralejas. Hay procesos. Y eso, para mí, es profundamente valioso.

Aunque se estrenó hace más de una década, verla hoy sigue siendo incómoda, en el mejor sentido. Porque te muestra errores que vos también podrías cometer, reacciones que preferís no ver en vos misma. Pero esa incomodidad también calma. Te hace pensar: “capaz no estoy tan mal”.

Desde lo técnico, también hay detalles que valen destacar: la dirección casi documental, el uso de locaciones reales en Nueva York, la música que acompaña emocionalmente los momentos clave. El soundtrack es una joya silenciosa: canciones como Sight of the Sun o White Nights quedaron marcadas en quienes vimos la serie. Su guión es filoso, sus actuaciones brutales (especial mención a Adam Driver, por favor), y hay escenas que quedaron grabadas para siempre: la cita soñada de Marnie y Charlie que termina de forma desgarradora, o esa noche en la que Hannah escribe “All adventurous women do” en Twitter antes de bailar Dancing on My Own con Marnie.

Girls fue, y sigue siendo, una serie necesaria. Te hace sentir menos sola en tu propia contradicción. Hannah pensaba que podía ser la voz de su generación. No sé si lo fue, pero su serie, sin dudas, tiene cosas para decirnos todavía hoy. En un mundo que constantemente grita perfección, Girls te recuerda que es inevitable que haya algo de caos. Y que eso está bien.

Comments

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *